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Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas
30/08/2024 Descubren el mecanismo biológico que nos hace adictos al deporte
Un trabajo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas ha descubierto el mecanismo biológico que regula las ganas de hacer ejercicio y lo que está detrás de la adicción al deporte, que nos empuja a seguir entrenando cada vez más.
Guadalupe Sabio, jefa del Grupo de Interacción entre Órganos en las Enfermedades Metabólicas del CNIO, explicó que es el propio músculo el que regula el interés por el ejercicio “a través de una vía de señalización entre el músculo y el cerebro”. Este mecanismo es responsable de que, cuando estamos haciendo ejercicio, sintamos el impulso de continuar y hacer más. Los hallazgos de esta investigación se basan en datos obtenidos de experimentos con animales y con humanos, incluyendo voluntarios que realizaron ejercicios controlados y pacientes con obesidad. Los investigadores observaron que, durante el ejercicio, cuando los músculos se contraen y se estiran repetidamente de forma intensa, se activan y desactivan en ellos dos proteínas de la misma familia: la proteína p38α y la proteína p38γ. Además, hay una tercera proteína implicada, conocida como interleuquina 15 (IL-15). Durante el ejercicio, la activación de p38γ induce la producción de IL-15, la cual tiene un efecto directo sobre el córtex motor, la zona de la corteza cerebral responsable del control del movimiento. El aumento de IL-15 en la sangre actúa como una señal para el cerebro, incentivando a los animales a mantenerse más activos de manera voluntaria. Al manipular artificialmente la presencia de estas proteínas en los ratones, los científicos notaron un gran cambio en su comportamiento relacionado con el ejercicio. Cuando se eliminaba la proteína p38α, que frena las ganas de hacer ejercicio, los ratones querían correr todo el tiempo. En cambio, al quitar la proteína p38γ, que fomenta el deseo de ejercicio, los ratones dejaban de correr. Las fluctuaciones en la producción de ambas proteínas, que se liberan en la sangre y llegan al cerebro, actúan como un interruptor que controla nuestras ganas de hacer ejercicio. De esta manera, el sistema nos impulsa a seguir fortaleciendo nuestros músculos y, cuando alcanzamos un límite, reduce el deseo de continuar para evitar que el ejercicio dañe nuestro organismo o los propios músculos. El estudio reveló también que, cuando nos ejercitamos de manera regular y constante, la proteína p38γ se activa más que la p38α, lo que sugiere que el entrenamiento continuo aumenta el deseo de hacer ejercicio. Además, se encontró un aumento de la proteína interleuquina 15 (IL-15), y que las personas obesas tienen niveles más bajos de esta proteína en sangre. Este descubrimiento es crucial para entender la motivación en el deporte y podría abrir la puerta a posibles tratamientos para enfermedades metabólicas y trastornos relacionados con la falta de actividad física. Incluso sugiere la posibilidad de manipular estas proteínas para maximizar sus beneficios terapéuticos en personas con dificultades para realizar ejercicio físico. Para acceder al estudio (en inglés), pinche aquí. Munideporte.com
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